SERENDIPIA
Hace ya cerca de 5 años que pisé por primera vez esta tierra que actualmente me acoge. De hecho mis posaderas aún recuerdan doloridas las 16 horas de ininterminable viaje en autocar desde Barcelona a Compostela así como la vuelta a casa, un sábado, para incorporarme de reenganche al trabajo (por aquél entonces trabajaba los fines de semana como teleoperador en la venta telefónica de entradas de cine y teatro). Recuerdo que ya en aquellos días me había fascinado la magia que impregnaba las atrotinadas calles de la zona vieja santiaguesa, adornadas por el suave velo de una lluvia casi perpetua, así como la calidez y la amabilidad de sus gentes pero aún así nada hacía presagiar por aquellos días que mi destino me llevaría a volver aquí para quedarme. Al año siguiente volví, sí, pero en viaje relámpago de 3 días -esta vez en avión, por suerte- para asistir a un congreso de Cirugía para estudiantes, aprovechando la ocasión para despedirme de la ciudad por un largo tiempo ya que al año siguiente me tocaba empezar a preparar el MIR y veía mi regreso a Santiago muy pero que muy lejano. Y sin embargo, cosas de la vida, dos años después aquí estaba empezando un programa de especialización quirúrgica de 5 años. ¿Serendipia? No sé, pero el caso es que aquí estoy en mi segundo año de residencia disfrutando de los múltiples atractivos y virtudes de la capital gallega. Vaya desde aquí mi reconocimiento y un pequeño homenaje a esta ciudad y a sus gentes que tán bien me han acogido durante este tiempo.
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