LO PROMETIDO ES DEUDA: EL PAJILLERO DE INVERNESS
CDD; 1/8/04
Como de costumbre, y para no variar, volvemos a estar tirados en el culo del mundo, abandonados por el inmundo transporte público de este lugar. Somos unos desgraciados!!! Ayer llegamos al albergue de Inverness después de casi 4 h de bus (donde conocimos a unas chicas majísimas del Prat de Llobregat), llamado Eastgate, como la misma calle (qué originales!!!), aunque yo le llamaría más bien "Es GAY" xq está lleno de tíos y encima van y nos meten en una habitación de maromos, aún cuando Deborah, la amiga de Javi, le pidió que nos alojaran en su habitación para estar todos juntos. Ella marchaba hoy así que de momento volvemos a ser 3, aunque esperamos que esta tarde vengan los coleguillas de Madrid.
Ayer por la tarde fuimos a tomar una copa a un pub de la ciudad que era un garito rollo country con música en vivo que estaba muy bien. Yo me bebí un chupito de whisky a caraperro que me sentó muy bien. Ya tenía ganas de probar el genuino whisky escocés, aunque contrariamente a lo que me esperaba, aquí el tema de la ley de la oferta y de la demanda no lo tienen demasiado claro: no es como en España, donde los productos nacionales típicos son precisamente más baratos; me costó caro: 1 pound y medio y encima te lo ponen con cuentagotas, con unos dosificadores ultramodernos que joden la marrana al consumidor. Una cosa que me sorprendió mucho es que a la entrada del bareto había seguratas que hasta nos dieron las las el "good evening" y las gracias por la visita al marchar, cuando los gorilas de discoteca de BCN y de Francia -según Deborah, a pesar de lo refinados que parecen los franceses- te parten la cara primero y después te saludan. Los escoceses son diferentes, lo único que al beber se transforman, como en una peli de Tarantino, a lo "Abierto al amanecer" y empiezan a practicar el deporte nacional de hostiarse a diestro y siniestro (right and left). Entonces lo solucionan todo con mantecados.
Aviemore, donde estamos ahora, es un pueblecito tranquilo, a pesar de ser turístico, situado en el norte de Escocia, en el corazón de las CAIRNGOMS Mts. (highlands). Lo único que, como de costumbre, te sangran por todo. Esto es carísimo, cada vez que pagas un pound estás quemando 1'5 euros y te duele tanto como si te estuvieran viviseccionando. Para colmo, ahora que disponíamos de un teléfono para llamar barato a España desde cabina (30 pence en más o menos 30 minutos), facilitado por un catedrático de la UPV (Universidad Politécnica de Valencia) que conocimos en un pub de Glasgow, donde probamos los huggis (unas bolas que parecen boñiga de vaca pero que están que te cagas, aunque tb es cierto que te las sirven con cartilla de racionamiento), a Javi se le ha borrado la agenda del móvil (él era el único que lo tenía anotado y lo había guardado allí -si es que tb somos listos!!!- , con lo cual lo hemos perdido.
JSP
Una vez en las grandes montañas (había 1 autobús hasta el forracarril que subía). Cuando llegamos nos sablean 6,50 pounds by the face por 5 minutos de subida, con lo que se nos queda cara de subnormales y lo pagamos; mientras subíamos una pava que conducía con la punta del chico nabo que fijo tenía: "no se puede salir del puto building", solo comprar, comprar, pagar y poco ver.
Una vez arriba nos colamos para salir afuera y caminar algo; nada más salir al exterior nos encontramos una panda de frikis corriendo y a 2 niñas con 1 pantalón que me servía a mí de pañuelo de los mocos. Total, que después de subir una montaña que parece ser que no acababa nunca nos bajamos a esperar un puto autobús mientras pasamos frío y con un poco de suerte se nos revientan los tímpanos; eso sí, el paisaje de puta madre y ¿por cuánto?: por 6,5 punds + 1 pound del autobús x 2 -nos timó el puto conductor, cabrón!-.
Con referencia al maravilloso hostal, eso sí, en medio de todas las guarronas nocturnas, nos dieron una habitación en la que me tocó dormir arriba de una litera y abajo no sé quién había; en otra cama habían dos chicos italianos más salidos que el palo de un churrero y en la otra el Raúl y el Cristian. Le preguntamos a los italianos si sabían quién era el otro inquilino y nos dijeron que era un tío a juzgar por la cantidad de peste que echaba la puta bolsa. Total, que llegó por la noche y el misterio acabó: era un puto vegestorio tajao que nada más llegó se quitó la ropa, menos los gallumbos y se acostó; pensamos que nos iba a tirar la pastilla de jabón el muy hijo de puta pero no. Se acostó. A los 30 minutos de acostarnos todos, la cama de abajo empieza a moverse y a dar golpes; yo extrañado agacho la cabeza y parece ser que el muy cerdo se la estaba meneando y pensaba dejar las estalactitas pegadas en el somier de mi cama y estucar las paredes llenas de roña de la habitación. Qué hijo de puta!
En cuanto al de recepción, menudo puto ramalazo de gay que gastaba el muy gremlin. Nos dio la habitación y no rechistamos.
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